
Por Memo Pérez Lara
Julio del 2017
José Miguel Ortega Hernández es un mexicano de 60 años, oriundo del Estado de Guanajuato, en México. Miguel, conocido con el apodo de “Kalú”, o “el Canas”, por sus varios cabellos blancos cuando aún era adolescente, fue jugador de fútbol profesional en la Segunda División Nacional, ahora la División de Ascenso, y jugó para la “trinca fresera” del Irapuato, en la década de los ochentas.
Pero Miguel también es un trabajador retirado de los llamados “temporeros”, o trabajadores agrícolas mexicanos que van contratados a EEUU con la visa H2-A. Tuvimos oportunidad de platicar con él, mientras atiende su puesto de tacos, su negocio actual, en la Ciudad de Valle de Santiago.
Miguel nos comenta cómo se involucró en el trabajo: “Por medio de un conocido, me presentó a un contratista del Estado de Colorado, EEUU. Fui a hablar con él aquí en México, para ver si había lugar para el trabajo. Me dio la oportunidad. Los requisitos que pedían era el pasaporte, y después ir a hacer una entrevista. Después se iba uno a la frontera, y ahí nos daban la visa de trabajo por 7 meses”, expresó.
El “Kalú» agrega animoso: “Tenía la curiosidad de sentir que era la vida de un campesino. No sabía cómo era la labor. Muy pesado, pero muy bonito”.
Miguel dice que su patrón contrata alrededor de 300 personas por temporada, y eran muy cuidadosos que los aspirantes no tuvieran problemas legales. El periodo que los requieren va de mayo a octubre.
Según el portal de internet de Embajadas y Consulados en México (mx.usembassy.gov/es), las visas H2 se crearon para trabajadores con o sin experiencia (no profesionales y sin un título académico) para trabajar en los Estados Unidos temporalmente. Las H2-A corresponden a trabajadores agrícolas (siembra y cosecha de plantíos), y la H2-B es para trabajadores no agrícolas (jardinería, construcción, bosques, sembrar o cortar, personal para servicio de limpieza de hotel).
Las visas H2-B están sujetas a un límite anual determinado por el Congreso, actualmente es de 66,000 trabajadores por año. Las visas H2-A no están limitadas.
Según Miguel, algunos compañeros no estaban comprometidos con el trabajo: “Había muchos contratados que no se quedaban ni tantito. Se iban. El patrón nos prestaba 250 dólares al llegar. Muchos los recibían y desertaban. Ellos nada más querían la brincada y se iban con familiares o a otros trabajos. Cada que íbamos desertaban de 15 a 20, de los 300. De los que sobraban, al menos otros 20 se regresaban a México, porque no aguantaban el ritmo”, refirió.
Según datos de la Red Nacional de Organizaciones de Jornaleros de los Estados Unidos, se estima que existen de dos a tres millones de trabajadores agrícolas en EEUU, de los cuales, el 53% son indocumentados. Del total de trabajadores agrícolas, el 75% son mexicanos.
Los Estados con mayor número de jornaleros agrícolas son California, Texas, Washington, Florida, Oregon y Carolina del Norte. En promedio, un trabajador jornalero gana 10.75 dólares la hora.
Con la llegada de Donald Trump a la Presidencia, muchos organismos en defensa de las de los jornaleros piden un acuerdo bilateral para garantizar a los trabajadores agrícolas indocumentados medidas contra la deportación, ya que viven con miedo constante. Y a decir de muchos patrones, los ciudadanos estadounidenses no quieren hacer esas pesadas labores, por lo que el campo resentiría gravemente una posible deportación masiva.
El “canas” esboza una sonrisa cuando recuerda su primer día: “La verdad desconocía esa labor. Me quedé parado en medio de unos surcos kilométricos. Ya todos los demás iban en joda, y yo seguía ahí parado. El mayordomo se regresó y me dijo, ¿Y tú qué?, y le dije, ¡Pues yo no sé, que voy a hacer, yo no sé nada! Y pues el mayordomo me puso a poner planta, para que los compañeros fueran avanzando”. Con el tiempo, Miguel se hizo experto.
En esos campos se sembraba repollo, lechuga, jitomate, calabaza, espinaca, mostaza, cebolla, rábano y betabel.
Un día normal, empezaba a las 7 de la mañana en punto, hasta las 6 de la tarde o 7 de la noche. Por hora, se ganaban 12 dólares. Se hospedaban en el mismo rancho del patrón, en casas, o en “trailas», que el mismo patrón rentaba.
“Me gustó mucho el trabajo, a pesar de que era muy duro. Lo más pesado era cuando íbamos a desquelitar, ya que pasábamos dos o tres horas agachados. El corte de lechuga también era todo el año, y unos cortábamos y otros empacábamos”, recuerda Miguel.
Tenían 20 minutos para desayunar en la mañana, y el break para comer era de 2 a 3 de la tarde. Incluso los domingos se trabajaba hasta la una de la tarde. Apenas había tiempo para llegar, hacer lonche, ver un ratito la televisión y a las 10 de la noche se apagaba todo para estar listos al día siguiente, a las 4 de la mañana, que era la hora a la que los levantaban.
Denver quedaba a solo 20 minutos, pero Miguel iba muy poco. Prefería ahorrar lo más posible para mandarle el dinero a sus hijas, que era la razón principal de estar en Colorado.
Miguel atiende a algunos comensales de su puesto de tacos, y continúa su relato: “Estuve yendo 7 años seguidos. Ya no fui porque me cansaba mucho de la espalda. Yo tengo 2 años que ya no voy, y todavía el patrón pregunta mucho por mí”.
El “canas” presume que nunca tuvo ningún tipo de problemas con la discriminación. “A mí, en lo personal, el patrón siempre fue muy amable conmigo. Más bien los mayordomos mexicanos eran los que a veces lo trataban mal a uno”. Cada mayordomo tenía una cuadrilla de 40 hombres.
Para Miguel, el mejor consejo para los chavos que se quieren ir a los EEUU, es que: “Deben de tener en mente que es puro trabajo y disciplina. Si toma alcohol uno, se va por otros caminos. Llevando una disciplina bien, van valorando los patrones el trabajo de uno, y eso es muy bueno. Se debe de pensar a futuro, Si uno no hace nada de joven, ya de edad menos”, argumenta Miguel.
Es inevitable hablar de la época de futbolista profesional de Miguel, el cual nos comenta: “Jugué 4 años de manera profesional, con el equipo “Irapuatense” de la Tercera División, y el “Irapuato”, de la Segunda División. Del año 1980 a 1984. La verdad, para llegar a Primera División me faltó tener disciplina. No la llevé a cabo. Todo por andar en la jarra y en la vida bohemia. No se lleva el alcohol con el deporte”, lamenta Miguel con un dejo de tristeza.
En ese tiempo, Miguel refiere que le tocó marcar varias veces a Javier “Chicharo” Hernández (papá del famoso “Chicharito”). Su posición era de defensa lateral, pero le gustaba mucho subir al ataque. Sin querer, se adelantó muchos años al moderno lateral actual carrilero, que sube y baja por las bandas. (El “Chicharo” Hernández posteriormente jugó en primera división, y asistió al mundial de México 1986, aunque no jugó ningún partido).
No todo era trabajo para Miguel, ya que cuenta: “Cuando iba a las hamburguesas siempre me decían que si era argentino. tal vez por el pelo largo -risas-, pero pues soy más mexicano que los nopales. Una vez iba con un muchacho que no tenía papeles, y yo pensaba que iba contratado. Y que entra la migra, y el muchacho se puso colorado y morado, y de todos los colores. Yo le dije que yo le ordenaba, que no se pusiera nervioso. Y yo invitaba al oficial a que ordenara, y el oficial me daba el paso, y yo no quería, y más risa les daba a los de la migra, y el muchacho sufriendo. Cuando se fueron hasta nos saludaron”.
Miguel recuerda otra vivencia: “Otra vez, me dijeron que no saliera, porque iba a haber tormenta eléctrica. Yo pensé: éstos tienen miedo a una lluviecita. Cuando ya andaba en la calle, vi tremendo el cielo negro y con las nubes como remolinos, y unos rayos bien potentes, uno tras otro, que nunca había visto en mi vida. Me regresé corriendo todo asustado a mi casa -risas-“.
De esta manera, Miguel, exfutbolista profesional y ex temporalero en EEUU, sigue atendiendo a sus clientes, sirviendo tacos de tripa, maciza, pastor, lengua, ojo, y cualquier otra cosa que le pidan, con una sonrisa en los labios, y con sus recuerdos muy frescos. Y paradójicamente, ahora con su pelo largo muy negro.
Publicado originalmente en el Semanario Meridiano90 de New Orleans


Hasta pronto padrino qué dios te tenga en su santa gloria un fuerte abrazo para toda su familia espero y pronto encuentren la pronta resignación
DESCANSE EN PAZ EL AMIGO » CANITAS».
TRISTE Y LAMENTABLE PERDIDA DE UN GRAN AMIGO.