![](https://periodiconuevomilenio.com/wp-content/uploads/2023/10/74494751_2442891399166381_8108219933483073536_n.jpg)
En algunas ocasiones, queremos hacer algo y no se nos da la oportunidad de hacerlo, estudiar para tal o cual cosa y nada, trabajar en algo y se nos niega.
O en ocasiones, estamos saboreando el trabajo y por razones desconocidas en ése momento, nos mueven y quitan a otro y después a otro más.
A veces luchas por algo, finalmente llegas y mágicamente se termina, y debes comenzar de nuevo.
Esto viene a colación porque así me pasó: 25 años de vida matrimonial, reconstruyendo el hogar, para que cuando finalmente pudimos tenerlo como deseábamos al principio, debimos mudarnos y salir a otro lugar.
Amé estudiar mi carrera, a mis compañeros de estudio, terminé en el negocio familiar que también amé, pero después las circunstancias me llevaron a ser agricultor, algo totalmente desconocido, pero enfrentando retos fui conociendo y amando mi trabajo, pero, Dios no me quería ahí, y nuevamente movió sus hilos del destino y cambié a ser más espiritual, a la parte holística.
Era necesario pasar por pruebas de alto calibre: principios de parálisis facial, perder coloración de la piel por un estrés más allá de mis fuerzas, dos cirugías de cáncer, y dejar todo para salir a otra ciudad a buscar respuestas.
Si, a muchos nos pasa lo mismo, pero, finalmente, si creemos en Dios, que nos está poniendo a prueba, porque desea guiarnos a un mejor destino, deberemos ajustarnos a sus designios.
O como un amigo sacerdote decía en sus homilías: hijos, con Dios, flojitos y cooperando.
Y es que, tras de todo, fui siendo guiado, llevado a los lugares y personas que me ayudaron a encontrar el camino que hoy recorro, moviendo mi fe y poniendo mis experiencias y conocimientos al servicio de quienes lo deseen.
Y no, no busco halagos, reconocimientos ni nada por el estilo, éste mensaje es para todos aquellos que aún estén pasando por el torbellino, confíen, crean, sientan y piensen que es nuestro Padre que está diciéndote que aún hay cosas por mejorar, cambiar, eliminar, descubrir.
Aferrarse a algo o a alguien es doloroso, todos y todo tiene su tiempo, eterno solo el Creador, mejor fluyamos y confiemos en que es su Mano que nos mueve a un mejor destino, todo evoluciona, y no somos un producto terminado.
Es el retomar tu esencia, con la cual fuimos creados por Él, para darle sentido a nuestra existencia, así que si sientes que eres pieza de un rompecabezas que no está en su lugar, déjate llevar a tu espacio correcto.
Bendiciones.
![](https://periodiconuevomilenio.com/wp-content/uploads/2023/10/74494751_2442891399166381_8108219933483073536_n.jpg)
Arturo Castro Rojas.
Excelente ser humano y mejor amigo