Acción que los hombres hacemos para sanar lo que un día nos afectó, al punto de que ya no nos afecte más.
En más de una ocasión he tocado este tema, pero, ayer una amiga de quien deseo mantener en el anonimato por respeto, ponía un mensaje de que los gurús de hoy día pedían no hacerlo o algo por el estilo, cuando antes era muy recomendable.
Mi comentario fue y es en el sentido de que no se trata de modas, pues, si nos decimos hijos de Dios y al rezar el Padre Nuestro mencionamos: “… perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a quien nos ofende….”
Entonces, lo rezamos por rezar o realmente estamos comprometidos con ello?
Es de dientes para afuera, o sale desde nuestro corazón?
Entendamos que quien perdona, sana y se transforma, quien nos ofendió, si cambia o no, es su problema, no nuestro.
Además, hacerlo desactiva las bombas que pudieran explotar y afectar en menor o mayor medida nuestra salud integral.
Perdonar no implica que las cosas vuelvan a ser como lo fueron un día, NO!!!, para nada!!!
Se trata de que lo que un día sufrí, ya no me afecta, eso sí, ya no se confía en dichas personas, pero, si les vemos, podamos incluso mirarle a los ojos y desearle bendiciones.
Pues lo que enviemos, se nos ha de regresar multiplicado, además, en nuestro interior ya no hay rencores, sentimientos negativos, solo paz, armonía, amor a nosotros, y es lo que iremos sembrando a nuestro paso.
Llegar al punto de incluso agradecerles por lo que nos hizo, de inicio suena a loco, sin embargo, gracias a su agresión, nos vimos obligados a sacar fuerzas de flaqueza y a crecer.
Y no, no trato de que vayamos a decirle en su cara, “gracias por lo que me hiciste”, NO!!!, se trata de que mentalmente agradezcamos que gracias a ello, nos vimos obligados a salir de nuestra zona de confort para salir adelante.
Es fácil perdonar?, para nada, pero, como dije líneas atrás, si nos decimos Hijos del Altísimo, y sobre todo, nos amamos a nosotros mismos, deberemos hacerlo.
Repito, quien va a cambiar, a sanar y estar mejor es uno, y por amor a uno mismo y por salud, conviene hacerlo.
Si ya sabes cómo hacerlo, compártelo con quienes Dios ponga en tu camino, si estás en el proceso, no desfallezcas, si no sabes cómo hacerlo, busca quien te ayude, o si lo deseas, puedo ayudarte.
Que nuestra experiencia sirva de ayuda para nuestro crecimiento y ayudar a quienes el Señor acerque a nuestra vida.
Dios sea tu fuerza, tu guía, tu luz, tu sabiduría y tu protector.