![](https://periodiconuevomilenio.com/wp-content/uploads/2024/03/73340883-32de-485b-b976-dc80cfde05bb.jpg)
Solo al fragor de la contienda va aprendiendo, adquiriendo sabiduría, fortaleza, porque si está como en un mar tranquilo, jamás será un gran guerrero.
Lo mismo sucede con todos nosotros.
Si tuviéramos una vida en completa calma, sin que nada nos altere nuestra estabilidad, nunca aprenderíamos de lo que estamos hechos.
Jamás adquiriríamos conocimientos, experiencia, y eso nos da sabiduría para poder seguir adelante y quitarnos el miedo de afrontar futuras adversidades.
Y ciertamente, a quienes le tocan librar las peores batallas es porque vinieron a ser los grandes guerreros de Dios.
Sucumbir no es válido, sobre todo sì recordamos que desde pequeños cada vez que nos caíamos al aprender a caminar, éramos en parte tercos y nos levantábamos para seguir intentándolo hasta conseguirlo.
Además recordemos que siempre estará Dios a nuestro lado, y si enfrentamos luchas es porque es parte importante para nuestra vida, porque para ello nacimos.
Y como dice un gran amigo, el querido Padre Panchito, Francisco Centeno:
“Flojito y cooperando con Dios”
Él sabe la razón, misma que deberemos aprender y evitar se repita una y otra vez.
Confía, ora y pide ser guiado y saldrás fortificado.
Arturo Castro Rojas
![](https://periodiconuevomilenio.com/wp-content/uploads/2024/03/73340883-32de-485b-b976-dc80cfde05bb-672x1024.jpg)